13/12/15

La guerra (1)

De la guerra, de cuando empezó la guerra; y la guerra empezó en julio de 1936. Siete años tenía yo, y nos daba mucho miedo.

Pegaron a pegar cañonazos en Cartagena, bombas en Cartagena, a matar gente, venían los aparatos de noche con unas luces "Uooohhhgg", "¡Uy madre mía, los aparatos ya están!". Nos salíamos corriendo de la casa y era invierno, mi madre se ponía una manta de esas de la cama por encima, mi hermana y yo, éramos pequeñas y nos metíamos debajo. Íbamos y nos metíamos debajo de un garrofero para que no dieran los focos. Porque los aparatos veían gente y tiraban bombas, iban na más que pa matar gente.

-¿Y vosotras veíais eso desde aquí?

-Clarooo, si yo me he criao en Balsicas, y nos poníamos debajo de un garrofero para que no nos vieran con las luces que llevaban los aparatos y que no nos tiraran una bomba. Agarraicas, con mucho miedo y temblandico de frio; y decía "mira, mira que focos", de Cartagena tiraban unos focos pa acá derecho que se veían desde aquí. Había de todos lados, mirabas al cielo y encontrabas por todos lados. Los aparatos venían tirando bombas.

Un hermano de mi madre lo mataron, estaba el hombre trabajando y lo mataron con una bomba que cayó… y muchos, muchos tantos que mataron. Y pasábamos más miedo… una noche que la casa, cuando tiraban bombas todo temblaba, y mi padre una noche dijo: "pues no salimos de la casa, si nos matan pos nos matan", y mi madre "vámonos que nos matan" Y esa noche ibamos con miedo no había luz, aquello era muy miedoso hija, muy miedoso… y así pasemos la guerra hija, así pasemos.

Si la iglesia la tiraron, y yo ya ves, si tenía 7 años, y no pude hacer la comunión. Ya hice la comunión a los 11 años cuando acabó la cosa. Nos juntamos mucha, nos juntamos de 7 años hasta entonces… tres años que hubo de guerra pues había comuniones de tres años.
Todo eso pasó… todo eso pasó.

Y luego se terminó la guerra. Y había más hambre y más necesidad… no había que comer, ni con dinero ni sin dinero, no había nada… Pufff, cuantas cosas malas pasé yo de pequeña… de pequeña...
que tú no has pasado nada, que cuando tú tenías 13 años estabas disfrutando de la vida, y yo guardando cabras.

Otro día de guerra mi madre nos mandó a guardar cabras, y venían unos … ¿Por que decían que eran fascistas? No, que eran rojos. No sé… de un bando y de otro. Y un día que estábamos nosotras… pues ya ves, yo tendría siete años y mi hermana pues cinco. Y estábamos en un margen amarraicas porque teníamos frío, y las cabras eran mu malas y se fueron a un sembrao corriendo... Y a todo esto pasó un camión de militares con aquellos gorros que daban miedo de verlos. Y vino corriendo a nosotras que nos quitaba el ganao, y nosotras pasmaicas. Y mi madre suerte...
Y entonces le dijo: son criaturas y se le han escapado, y el ganado es mio y el sembrao también, así que hagan el favor de dejarlas…
Y entonces se fueron, de todas esas cosas no me acuerdo pero yo he pasado muchas… han pasado muchas… muchas cosas malas. Yo vine en muy mal tiempo.

Silencio.

¿Y todo eso que haces es escribir? Pues sí escribes ligera.
Pues sí escribes ligera…

Otro día estábamos guardando las cabras, como nosotras estábamos siempre por allí. Y a mi padre se lo llevaron también a la guerra, porque pegaban a llamar quintas... a unos lo mataban y otros pues que tenían suerte llegaban a su casa… pero cuantos mataron.
Y estábamos allí guardando las cabras, como siempre estábamos por allí y mi padre estaba en la guerra, mi madre en la casa y nosotras pues en la casa, con más miedo en esa casa... claro, las tres solicas… ¡y había de robos...! se metían a la casa y se llevaban las cabras, las mulas, el ganado… todo. Y estábamos guardando las cabras ese día y vimos a un militar allá andando a lo lejos, y éramos pequeñas pues claro, asustás: "mira, mira, por allí viene un militar" que decía siempre mi hermana "pues anda, ese militar toma la senda pa acá, qué querrá ese militar" y mira, que menos mal, que ese militar era mi padre. Que volvía de la guerra.

-¿Cuánto tiempo llevaba tu padre en la guerra?

-No sé el tiempo que estuvo, la guerra duró 3 años pero mi padre no sé si estaría 2 años. Mis padres no porque pegaron por la juventud, y venga llevarse quintas, y llevarlos a tos. Luego ya pegaron con los mayores y mi padre tendría ya entonces treinta y... cerca de cuarenta años cuando se lo llevaron a la guerra.

-¿Os alegrasteis cuándo lo visteis? ¿teníais miedo a que le pasara algo?

-Claro que teníamos miedo, éramos crías y estábamos asustaicas… pero claro, era mi madre, la pobre, la que más sufría. Pero claro que nos daba miedo que le pasara algo… que le pasara…pos qué le pasara qué iba a ser… que lo mataran vamos.

(Me observa con el ordenador) 

Vaya qué diferencia a las máquinas de escribir que había antes, me parece que hay por ahí una que yo no sé, no sé si era de tu padre o de tu Silver… una máquina de escribir vieja.

Tiempos duros, vaya

Una vez veníamos con un carretón de coger higos de las higueras, ande están eso que está to obrao, más pa allá de la Colonia, tó eso eran tierras de mis padres. Y veníamos eso, en tiempo guerra con el carretón con los higos mi hermana y yo que éramos zagalas, y lo cogíamos y lo cocinábamos, que entonces no había pa comer en tól año. Que no había dinero y no lo encontrabas.
Y nosotras como dice aquel, no comíamos lo que queríamos, pero comíamos una cosa y luego otras. Y las hijas del maestro escuela Lucita y Carmina, aquellas criaturicas pasaban más hambre que pa qué. Y un día había ido al molino por 2 Kilos de cebá pa que su madre le hiciera tortas asás y se las comieran, de harina cebá. Y nos encontramos con ellas, y "aaayyyyy, cuánto higooo", y lo que es no tener conocimiento...  Porque esas criaturas se hubieran comío un capazo de higos. Y cogimos y le dimos dos o tres higos a cada una. Y se lo comieron las criaturas con un gusto... Y yo si hoy pasa eso, pues anda, ¡no le hubiera dao dos o tres higos! ¡Tol capazo! Que iban las crías con una hambre… y eran las hijas de un maestro. Estaba la cosa mú mala, aaaay Señor, cuántas cosas han pasado.
Eran de Carava de la Cruz que vino aquel maestro, yo no sé si murió aquí o si de remate se fueron, ellas si se fueron, pero no sé si el padre murió aquí o… Le decían Crucita, se llamaba Cruz, la Crucita, la Crucita…

Tus abuelos (2)

Pedro Garcerán García. Su mujer Concha Garcerán Carrillo.


Mi abuelo era muy listo, mi abuelo no el que te conté la otra noche de mi abuelo Carpo… el otro.
Cuando era pequeño lo apuntó su madre a la escuela cuando tenía 6 años porque antes no se podía ir antes a la escuela hasta los 6 años. A tu madre le apunté yo y le faltaban días para cumplir años, pero a mí no me pudieron apuntar hasta que tenía los 6.

Pues era muy listo y sabía mucho de cuentas, de lectura, y de escribir ¡escribía poesía! Que no pude yo recogerlas… mis primos tíos las tiraron. Apuntaba todo lo que pasaba grande, sí había un diluvio o cualquier cosa. Y cuando tenía 7 años, que llevaba un año mandó el maestro a mandar a su madre, y le dijo: "mira yo ya le he enseñado a tu hijo todo lo que sabía, ya no puedo enseñarle más, si quiere mandarle a otro sitio… yo no puedo enseñarle nada más". Sabía más el zagal que el maestro. Y pues ná, entonces su padre se lo llevó a la las minas a trabajar. Claro un zagal con 7 años que se lo lelvaban a las minas ahí... pos claro, con 7 años con aquel peso a cuestas y que no le daba el sol nunca pues se le torcieron las piernas e iba con las piernas torcías. Le sacaron de aquello, y claro... lo que pasaban entonces las criaturas. Lo sacaron y lo pusieron a correr con las ovejas, porque no podía, que tuviera sol y aire y no bajo tierra, que esos huesos tan tierno se le torcieron. Y entonces cuando tuvo más edad lo mandaron a la mina. Y le entró la viruela, con la cara to agujereá, y unos calentores de 40. Y estaba con su padre trabajando en las minas, se lo trajo su padre de la Colonia (donde nació tu madre) y dice que venía con 40 de calentura andando desde la Unión, ¡la Sierra las minas a aquí! Porque le costaba no sé si un duro, no me acuerdo de eso bien, y andandico por no gastarse eso. Y por el margen claro, se tiraba, y que no podía el pobre con esos calentores y su padre le decía "Venga Pedro, otro tironico, venga" y se caía y se reponía, ¡y así se lo trajo! ¡De la Unión con 40 de calentura!
Aquello lo contaba, mira que se pasaba, mira que se pasaba trabajo… La historia de la vida. Qué dura.

 (silencios)

Vaya…

(silencios)


Tus abuelos

Mariano Ros Galindo (le llamaban como Carpo, su padre. El hijo Mariano, padre de mi abuela; Policarpo) y María García Garre.


Mis abuelos… mi abuelo el padre de mi padre Carpo, Mariano, que le gustaba mucho de dar chasco, reírse de la gente y comía mucho. Era un hombre grandullón, así alto y recio y decía que un día fue por la Unión con el carro y las mulas, siempre diciendo tonterías, y va un día y pide comida para doce en una casa de comidas allí. Para las 12 o así, tal hora, que preparen la mesa, y allí que la prepararon. Sus 12 platos. Y él llegó por allí ¡y era mentira! Y decía: "¡Coñe que no han venido todavía y dónde estarán! ¡Pos yo voy a empesá!" Y se sentó y tras tras tras, ¡se comió los doce platos! Dicendo "¡cooñe, pos ya que lo habéis puesto!" Y era mentira. Hablaba con las eses.

Otro día en la estación venía un señorito que veraneaba por aquí por los palomares e iba todos los días a la hora del correo a comprar el periódico y mi abuelo le empezaba a contar cosas. Y el tío señorito que estaba allí, y dijo mi abuelo: "coñeee, está la mujer que me ha hecho una dosena de huevos pa senar" y el tio señorito lo miraba raro como ¿qué dice el tio este animal?. Y viene un día y le dice al amo de la tienda y el bar aquel: "Tres o cuatro botellas de agua Carabaña (un pulgante, que te daba una diarrea que te ibas de barretas) las vas a vaciar y las vas a llenar de agua que me las voy a tomar, yo te las pago". Y fue diciendo "coñeee que tengo que ayer cené el estomago de tó, andaaa dame 1 botella de agua carabaña que me la voy a tomar" y coge y clac clac clac, de medio litro. Se sentaba mi abuelo junto al señorito y el señorito lo miraba… y al ratico dice "coñee que parese que no hase na, dame otra", y otra botella bebiendo. Y el tio señorito ya que estaba sentado ahí, dice que no podía y se levanto enfadado diciendo "me voy de aquí que el tio animal este va a pegar una explosión... ¡el tio animal éste!" y claaaro, lo que mi abuelo se reía de como se había quedado con el señorito.

Y otro día que iban a la Maraña. La casa tenía un balcón. Los puso a todos bajo el balcón, se puso en contacto y los puso a todos debajo. Se había puesto otros y que le tiraran un pozal de agua... y cuando estaban ya todos ahí ¡POM! ¡Pozón de agua! y los calaron a todos, claro él se escapó. De cosas así hacía muchas, muchas.

-¿A qué edad murió? 

-Murió a los 88, murió el año 55. El año que nació el tito Jose Antonio. Su mujer Maria murió el año que nació el tito Carmelo. En el 64.

El amor de su vida

-Luego me hago ya mayor y bueno, el abuelo empezó a acercarse a mí.

-¿Qué edad tenías tú por entonces?

-Tenía yo 16 años

-¿Y cómo lo hizo?

-Pues yo venía de casa, que mi madre me mandó a que aprendiera a coser. Porque mi abuela dijo: "¿Es que no ves que son mujeres? Tienen que aprender a hacer algo en la casa, no nada más que en el bancal segando y guardando cabras". Y entonces pues ya mi madre dijo de mandarme a una modista de Cartagena que venía y enseñaba a coser.

Una tarde estaba yo allí cosiendo con la profesora, habíamos muchas que queríamos aprender a coser, y el abuelo estaba en el servicio en Alicante, haciendo la mili. Y vino, y él llegó allí, muy entrometido y bromista, vio jovencillas... ¡y allí que se metía a cascar! Pero yo no hablé con él ni hablaba palabra. Luego estuvo preguntando por mí, y luego me lo dijo "¿sabes que Perico ha estado preguntando por ti?" Y claro, cuando un día me vio por ahí fue a acercarme y yo ¡quita, quita! ¡...yo hablar con un hombre! Le dije que ni se me acercara. Y se fue. Y cada vez que me vía me decía cosas, pero yo no… yo no le hacía caso. Y así pasó un año detrás de mí.
Luego al año empezó ya a hablar, ya tenía yo 17 años. Empezó a hablar conmigo y decía que quería hablar con mi padre. Porque entonces había que ir a hablar con el padre para pedirle permiso para hablar con su hija.

-¿Te gustaba?

-¡¿Yo?! ¡No me gustaba ná! ¡yo no sabía! ¡Si yo estaba más tonta que una leche! Yo decir que me gustaba… yo eso noo, yo no.
Y yo que no, que tal. Claro, él ya se enteró de cuando yo venía a misa y tal. Y me acuerdo de un baile con mi madre: Yo siempre me sentaba con mi madre, yo sentaica y siempre ahí con mi madre, Y él estaba por ahí y quería acercarse, pero no quería estando ahí con mi madre. Y le dijo a una que me sacara a bailar. "¡Siéntate en la primera fila!" . Eran filas de sillas consecutivas, y yo pues fui. Yo no sabía nada y me senté al lado de ella. Nada más sentarme llego el abuelo con una silla arrastrando y se me sienta enfrente y yo... ¡madre mía señor! empieza la música y yo me levanto y voy corriendo a sentarme junto a mi madre. Y a él lo dejé con mi madre.

-¿Dónde se hacían esos bailes?

En la casa del Madrigueras, era un salón de bailes e íbamos algunos domingos con mi madre y mi hermana.

Y ya me dice que iba a hablar con mi padre para hablar conmigo, para no estar siempre a escondidas, para ver si me veía e ir a la casa. Y el mismo día que cumplí los 18 años, el día 12 de enero, entró, llamó a la puerta y le pidió permiso a mi padre y a mi madre para hablar conmigo. Y ellos le dijeron que pos ná, que se lo daban.

-¿Qué pensaste en ese momento?

-Yo pos ná, que ya entonces era novio.

-¿¡Tenías novio de sorpresa!?

-Si, si, ya.

-¿Y emocionada?

-Yo pensaba pos que ná, que tenía novio. Me platicaba y ya está.
Aquí los novios no vienen cuando les da la gana, los miércoles por la noche si quieren a hablar un poco, con la madre enfrente sentá al lado del novio. Cuando mi padre llegaba por la noche cenaba en la cocina, y estaba mi hermana con el  novio también. Nosotras en medio y ellos uno a cada lado sentados. Llegaba mi padre, que venía tarde, y nos dijo: "Mucho cuidado, cuando yo llegue ayudarme a bajar lo del carro y la comida y ellos se quedan ahí. Vais vosotras, no os vais a quedar solas con los novios". La cocina pegada al salón, y no se podía.
No te creas tú, igual que ahora. Madre mía del carmen, si hubieras visto... ¡ni coger la mano! ¡quita, quita por Dios! Retiraos y no mu juntos.

Íbamos al cine, nos sentábamos pegadas mi hermana y yo y los novios al lado. Mi madre se sentaba detrás, nosotras veíamos la película y como el novio se acercara a decirte algo de cualquier cosa mi madre me daba en el brazo y decía "¡Al cine se viene al cine y no a platicar!"
Válgame Dios, pos igual que ahora.

Yo me casaba aquella tarde, el 14 de marzo, y aquella mañana, teníamos que ir a la iglesia a confesar. Yo me casé por la iglesia, en mi casa pero para la iglesia, y teníamos que ir a confesar. Vino el abuelo que era el novio para irnos a la iglesia a las diez de la mañana, para ir a la misa a confesar que aquella tarde era la boda. Pues a una tía mía le dijo mi madre que fuera con nosotros, que aún no podíamos ir solos. Y se veía desde la esquina a las diez todo, y pues no, ¡solos todavía no! ¡y aquella tarde nos casábamos! Y no, nos dejaba que fuéramos solos.
Y tú ahora cuando me dices: "me he ido con un amigo de murcia, me he venío" y… madre mía, Señor, y era entonces que era con el que me iba a casar. Íbamos andando, entonces no había coche.

-¿No había aún coches?

-Si había coches, pero pocos.

En mi boda, para ir, porque estaban invitados mis primos, mis tíos... y que un taxi de Pacheco vino a llevarnos, venían los novios y los padrinos, íbamos en el mismo coche. Llegó el coche de Correos, que lo buscó el abuelo para que fueran los invitados (primos, tios... todos). Los dos coches que fueron a mi boda, uno grande pa la gente y el pequeño para los novios.

Y luego ya nos casamos y me fui a Murcia ¿sabes donde está Santa Maria de Gracia? Pues en Murcia, que estaban haciéndola entonces, cuando yo me casé. El abuelo estaba trabajando allí y entonces buscó una habitación y nos fuimos allí. Viviendo 3 o 4 meses. Yo vivía en el Barrio del Carmen. Detrás de la iglesia del Carmen, en la calle de las Mercedes que se llamaba.
El único que tiempo que viví bien, porque yo me casé el día 14 de marzo del 53 (24 años), y el abuelo 30 años.

-¿No era raro casarse a esa edad?

-No, qué va. El abuelo se hubiera querido casar mucho antes, pero yo era nueva y no tenía prisa de casarme, y que luego no se podía tampoco. Se fue pasando, se fue pasando… y estaba que me casaba para la Pascua cuando una tía mía se puso mala, muy mala. Tenía 2 crios pequeños, y no tenía madre (mi abuela murió muy jóven), y mi madre hija, pues quién iba a acudir a ella. Un día estaba yo y otro mi hermana en casa de mi tía, ella en la cama con el tifo, calentura muy mala, y de la Pascua que me iba a casar me pues me casé en Marzo, cuando se puso buena.